¿Cómo nos afecta una crisis económica?

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John Waters Neurotic exhibit March 2012 Neurotic WHITE SPACEResulta evidente que una crisis económica de esta envergadura tiene que afectar de muchos modos. Como seres emocionalmente sensibles que somos, reaccionamos a nuestro ambiente. Por eso, la manera en que percibimos e interpretamos esta situación puede hacer variar la reacción de cada uno de nosotros. La mayor parte de personas tiende a reaccionar con miedo o estrés, además de tomar decisiones muy a corto plazo, otras, en cambio, prefieren negar la realidad y se alejan de todo lo que conlleve información o análisis ("no lo veo, no existe"). De todas formas, parece difícil abstraerse de una realidad económica que se impone, desde los índices de desempleo, la falta de perspectivas o la carencia de elementos que generen confianza en el futuro, todo parece un listado infinito de malas noticias. Manejar todo ello no resulta sencillo. Las consecuencias más inmediatas y obvias se están dirigiendo, sobre todo, hacia la ansiedad, la frustración, la agresividad (en muchas formas posibles) o la baja autoestima.

Incluso fobias, tensiones en el trabajo, en la pareja o en el núcleo familiar, se acentúan hasta extremos insoportables. Ello puede llevar a la aparición de trastornos psicofisiológicos que se concretan en problemas digestivos, broncopulmonares y dermatológicos, cuando no la aparición de patologías mucho más graves (también en estos periodos aumenta el abuso de sustancias, especialmente el alcohol). Es decir, nuestro organismo puede sufrir (y mucho) las carencias económicas sumadas a la percepción de riesgo.

En crisis económicas anteriores, todo ello se sobrellevaba gracias a un importante apoyo familiar y de la comunidad más cercana. La colaboración y la ayuda mutua reducían el impacto, además de ofrecer la sensación de no estar solo en un trance tan complejo. Pero eso ha cambiado, en un tiempo de mayor individualismo y de un culto abierto y radical al dinero, todo ello se reduce o desaparece a su expresión mínima. Como último bastión queda el ya malherido apoyo familiar (no es casualidad que sea la institución más valorada por los españoles), aunque también puede generar un amplio abanico de tensiones internas difícil de abordar. Si a eso se suma que las recetas de psicofármacos se han disparado en los últimos años, tenemos una situación general que "parchea" y no resuelve en absoluto el problema (no hay que olvidar que gran parte de los psicofármacos son muy adictivos). Es importante pedir ayuda a familiares y amigos, y dejar a un lado ciertos reparos por vergüenza u orgullo, nuestra salud y equilibrio están en juego. En muchas ocasiones, cuando el apoyo más inmediato no resulta suficiente, se hace necesario acudir a profesionales de la psicología, que pueden ayudar a resolver gran parte de las dificultades que están apareciendo unidas a esta crisis económica y vital.

 

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